Friday, March 04, 2005

Es muy dulce el pastel de la curación

Es muy fácil "conseguirlo"...sólo hay que seguir un método ortofónico y ....¡Milagro! ya-no-soy-tar-ta-mu-do-soy-nor-mal. O me pongo un chirimbolo en mi oreja, o sigo el método de Kierkecaard.. Y poco a poco cierro la segunda capa de puertas transparentes de mi armario y me creo más feliz. Ya soy extartamudo.o yo tartamudeaba de pequeño.
Pero ir a un grupo de autoyuda y encontrase con otros tartamudos sus familiares y sus logopedas (y explicarles que lo hacen mal) es duro. requiere mucha valentía. ¿Fobia social, miedo, sentimientos de culpa, vergüenza, humillación.? Sí, todo esto y más.
Nosotros mismos los que ahora sabemos de los beneficios de los grupos, hemos sido reacios a ellos, por lo tanto sabemos el por qué sólo el 0,005 acude. Marta lo señaló en la conferencia, Pablo y yo vivimos muy cerca y cuando quedamos por primera vez estábamos (CH*) "acojonados". ¿Por qué dos tartamudos se van a encontrar y tienen miedo?. ( "Te has de convencer de que hay que luchar varonilmente contra la timidez"**). ¿Qué extraño poder tiene el repetir sílabas palabras o frases o tener bloqueos. que produce miedo, pánico, incluso terror?. ¿Por qué cuando pregunto a algún paciente por su tartamudez (para hacer esta simple pregunta he tenido que recorrer un camino muy largo), estoy muy incómodo y sé que mi interlocutor también?. ¿Por qué un gran escalofrío recorre mi cuerpo cuando digo (porque quiero o porque tengo) "soy tartamudo", ¿Por qué en ese momento tengo vergüenza y pena de mi mismo?. ¿Por qué la constante de todos los tartamudos con el "elefante azul"?.podría seguir haciéndome preguntas hasta la fecha de la boda de un buen amigo.
Decía Johnson "..es una de las influencias más aterradoras...". Ser tartamudo aterra, ser descubierto aterra, tartamudear aterra y el mostrarse ante los demás como tartamudo aterra. ¡Fluidez a toda costa!...¡Fluidez por favor!...al precio que sea, con quien sea (..acordaros del zapatero metido a logopeda en la primera reunión de TTM-E, que por cierto me amargó la tarde). Todos conocemos tartamudos que se dejan hacer un psicoanálisis, que hacen largas y tediosas sesiones de silabeo y respiración, que se aislan en una celda y no hablan en unos días, que van a psicólogos conductistas durante meses, que se escayolan el brazo no dominante, que toman pan gallego en no sé que circunstancias, o cualquier veneno que les de un médico y que les ofrezca un poco.sólo un poco de fluidez. Hipnotismo, intervenciones quirúrgicas, peregrinaciones a Guanajuato.yo mismo he bebido agua de Lourdes. y he vendido mi alma al diablo.pero nada. Diría que cualquier tontería con tal de no tartamudear, el tartamudeo es más fuerte que la lógica, que la ciencia, que la razón.
Bueno, a lo que iba, me encuentro con Pablo nos miramos a los ojos (ojos de terror) y llegamos a la conclusión que la mejor noticia que nos han dado a los tartamudos en los últimos 5000 años es que la tartamudez NO TIENE CURA.. ya lo dicen los chinos.."cuando cejes en tu intento por comprender la verdad, sabrás la verdad, aunque no la comprendas".
Creo que hay que entender lo que es la tartamudez y comprender que la tartamudez en el adulto no tiene cura, hay que ser serios y dejarse de monsergas y de fe, hay que abastecerse de las evidencias y dejar para siempre las teorías, absurdas teorías, con las que muchos se ganan la vida hoy en día, aprovechándose del terror de los tartamudos y de sus padres.
A partir de ahí todo es más fácil.
A mi me lo dijo Pedro hace unos años y puedo afirmar que mi tartamudez me aterra mucho menos y como dije alguna vez, el elefante se ha desinflado y se ha convertido en una pequeña rata descolorida. y no he seguido ningún método, por que sé que los métodos no me van a curar. Cuando alguien escribió la palabra Nit-Nit en un jeroglífico no podría ni imaginar que 5000 años más tarde cualquier tartamudo haría cualquier cosa, por absurda que parezca para no tartamudear.

Fernando Cuesta
Enviado el25 de febrero de 2005
* (CH).Castellanamente hablando..dicho asturiano cuando se va a decir alguna palabra malsonante, pero que expresa (dentro del acervo cultural de cada uno) muy bien lo que se quiere decir.
** Ordoñez dixit

Elogio a la Tartamudez

Vengo a mucho orgullo de una tradición de tartamudos. Mi abuelo se lo pegó a mi papá. Mi papá contagió del mismo 'encanto' a mi hermano menor y a mí. Mi hermano menor, José Felipe, afortunadamente nació fluido. A mi hermano Rodrigo lo intentaron 'curar' llevándolo donde la doctora de la lengua a muy temprana edad. A mí me dejaron a mi suerte balbuceando palabras a medias y ametrallando oraciones de vez en cuando. No sé si lo llevaron a él porque su 'mal' era peor que el mío. Yo lo sentí como una discriminación tierna de mi mamá. En fin, nunca supe que era un problema hasta ser víctima de amigos que intentaban tartamudear también con la mezquina intención de hacerme sentir mal. Que va. yo les daba la bienvenida al club, y después me salían con un chorro de babas. Ellos eran fluidos de verdad, verdad. Yo, a ratos únicamente. En fin. El tener un nudo constante en el triángulo de las Bermudas de mi garganta, lengua, laringe, o el lugar exacto donde vanidosamente aparecen los obstáculos invisibles que florecen como tartamudeos, ha tenido más ventajas que desventajas. Pero comenzaré por las desventajas. Lo peor es cuando uno está en el entretiempo de un partido de fútbol y el hambre despierta. Hay que ir a una tienda tupida de hinchas hambrientos. El escenario es sencillo y complejo a la vez: mucha gente fluida haciendo pedidos, pocos atendiendo. El objetivo: no gaguear, hacer un pedido conciso y rápido. Una cosa es gaguear; la otra, gaguear en público y afectar el curso normal del evento. Con tanta gente, el que atiende no tiene tiempo para tarareos. Es la ley del que hable mas rápido. Ahí es donde son esenciales las calistenias mentales. Uno va internamente repitiendo la vaina, como si fuera una especie de mantra, respirando, cogiendo el impulso necesario para soltarlo todo. Ayuda usar manos y gestos, y apenas uno sienta que le están parando bolas, soltar esa bola de fuego que uno ha venido amasando con cariño dentro de la boca. El acabóse se forma cuando el que atiende pide que repita el pedido o peor aún, cuando no hay lo que uno ha balbuceado con tanto esfuerzo. Ahora las ventajas. Ser tartamudo ha redefinido mi posición dentro de la comunidad. No sé si sean vainas de mi abuela paterna, pero si me voy a montar en un bus, debo tener el cambio exacto antes de llegar a la parada de éste. Parecido ocurre al rebotar, amasar, ablandar las palabras dentro de mi conciencia para que salgan más ligeras al momento de hacer pedidos en establecimientos públicos. El trancón se puede formar a cualquier hora, y todo gracias a la tartamudez. La otra parte del asunto es que el léxico crece exponencialmente con el grado de gaguera que uno tenga. Mi abuelo, que en paz descanse, decía que gagueaba hasta escribiendo a máquina. Me senté con el abuelo bastantes madrugadas a escribir en dúo ensayos para la clase de castellano en un cuarto lleno de libros y diccionarios. Yo dictaba mientras él transcribía y hacía la corrección de estilo simultáneamente. Sé que fue una persona muy sabia y estoy convencido de que la gaguera tuvo que ayudar en algo aquella fascinación con las palabras. Yo al menos ya sé cuáles son las palabras inelásticas y testarudas, o dadas a enredarse. Por eso tengo un inventario de palabras alternas que uso solo en casos de emergencia. Al igual que mis progenitores, también he desarrollado una facilidad para cálculos mentales indispensables para intercambiar palabras ligeras al aroma más leve de un nudo. Mi mamá ha vivido por más de 28 años con puros gagos. No ha sido contagiada y hasta creo que ha ayudado a afinar su oído en su profesión de mujer orquesta. Cada vez que hay una proeza de mi papá, o de alguien perteneciente al club de los gagos. dice: ".si vieras cómo habló de bien tu papá-hermano-etc., ni gagueó". Creo que de tanto convivir con gagos ha desarrollado también una capacidad mental extraordinaria, un sexto sentido, una especie de telepatía. Usualmente mientras charla, se pone en lugar del otro (fluido o no fluido) y completa sus pensamientos y palabras. Presintiendo los esfuerzos rutinarios de la garganta (o donde sea que se genera la gaguera), mi mamá suelta posibles opciones, conclusiones, resultados para que uno, en medio del desespero por desembuchar la idea, solo pueda escoger a, b, c, o d. Creo que es menos doloroso que presenciar unos cuantos minutos de muecas y metrallas, y hace la conversación un tanto más fluida. Es imposible camuflar una gaguera. Lo he intentado mil veces y muy pocas se comen el cuento. Hay veces en que enredo oraciones con bostezos atravesados, nombres con tarareos de canciones imaginarias, etc. Siempre que voy a un restaurante con mi papá, lo miro cuando ordena. Yo ya sé lo que va a pedir, pero cuando el mesero se acerca, él se hace como si estuviese pensando. Indeciso entre un plato y otro manifiesta en voz alta su titubeo. Qué va... puras calistenias mentales y vocales para que le salga la vaina de un solo chorro. Yo soy igualito, la cosa es que mentalmente intento practicar y como nadie me oye a mí mismo rebotando la frase en mi conciencia una y otra vez, creo que se da la apariencia de fluidez. Dicen que ya no soy tan gago. No sé quiénes son los que dicen eso. No les creo, ni les quiero creer. La gaguera es una actitud bacana. Creo que incita a pensar las cosas antes de balbucearlas (obvio, nosotros las tenemos que colar varias veces). Incrementa el léxico y ayuda a desarrollar la capacidad telepática e imaginación de las personas alrededor de uno. Y eso que no he mencionado la paciencia, ¿quién dijo yoga? Con más gagos en el mundo, definitivamente las cosas serían un tanto más calculadas, la gente posiblemente caminaría un poquito más despacio, quizás con una imaginación más desarrollada, pero con filas y demoras ridículas en las tiendas de estadios de lo que sea.

Gonzalo Fuenmayor
Enviado el 2 de marzo de 2005